viernes, 7 de marzo de 2008

La sensación de angustia, incertidumbre, miedo y rabia que se agudiza en las personas a raiz experiencias emocionales nocivas no sólo ataca sus nervios, sino que literalmente les está abriendo un hueco en el estómago. Y es que el aparato digestivo no entiende de chavismo ni oposición, pero sí tiene claro que si el sistema nervioso se altera producto de situaciones de mucho estrés, inevitablemente su funcionamiento se verá afectado.
La relación entre el aparato digestivo y el nervioso es tan estrecha que 'la secreción de jugos gástricas se inicia tan sólo con pensar u oler la comida. Cuando la persona está ansiosa o bajo una fuerte zozobra se alteran los procesos operativos de la digestión, lo que ocasiona enfermedades como úlcera péptica gástrica y úlcera duodenal. El estrés también se asocia con las crisis de síndrome de intestino irritable y trastornos de anorexia.
Cuando hay un cuadro fuerte de estrés, el estómago lo siente inmediatamente. El proceso digestivo tiene una fase neural que se activa cuando la persona siente hambre, lo que hace que inmediatamente se produzcan los jugos gástricos, pero cuando el estado de tensión es muy agudo el aparato digestivo deja de responder adecuadamente porque la motilidad intestinal se interrumpe al igual que la secreción gástrica. Este trastorno, que es uno de los más comunes, se conoce como dispepsia y puede producir síntomas tan contradictorios como ansiedad, que se siente en el estómago, dificultad al hacer la digestión, sensación de pesadez después de comer y ardor en la boca del estómago. 'Cuando la angustia se vuelve cotidiana los procesos biológicos de la persona se afectan, principalmente el tubo digestivo. La angustia se manifiesta con dolor de estómago, diarreas, estreñimiento y vómitos. El estrés como consecuencia de los acontecimientos nocivos también es el culpable de que se acentúen los trastornos de gastritis y las úlceras en el duodeno. Sin contar con que las personas que sufren de síndrome de intestino irritable, que principalmente son mujeres activas y jóvenes, se han incrementado: 'Esta afección se manifiesta a través de diarrea o del estreñimiento y aunque es una enfermedad que no tiene causas aparentes sí causa muchos desajustes en la cotidianidad de la persona. Este síndrome es una enfermedad funcional porque todo se ve bien, pero los órganos no funcionan bien. La ansiedad engorda
En estas circunstancias de extrema tensión, el primer impulso de las personas _mientras están pegadas a la televisión_ es comer todo lo que se les atraviese por delante, pero principalmente chucherías y comida chatarra. Esta actitud es contraproducente, pues si esta 'rutina' se mantiene por varios días la persona incluso podría llegar a ganar unos kilos. 'La ansiedad hay que calmarla de alguna manera, pero comer cualquier cantidad de cosas de manera desordenada le hace daño al organismo. El exceso de carbohidratos _alimentos preferidos por los angustiados_ puede hacer que el organismo se sature, hasta impedir su síntesis, lo que se traduce en acumulación de grasa, que además de engordar a la persona puede afectar su sistema cardiovascular. El otro lado de la moneda son las personas que no comen 'porque sienten un nudo en la garganta que no los deja tragar'. 'Ellos están sufriendo de anorexia producto del estrés, que se da porque sienten que están en una situación de peligro inminente y eso también afecta su aparato digestivo.

2004